miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los changos

Grupo de pescadores cuta área de acción comprendía aproximadamente la zona costera localizada entre los ríos Loa y Aconcagua. Eran anchos de espalda, con una estatura que fluctuaba alrededor de 1,60m en los hombres y 1,45m en las mujeres.
 Agrupados en la forma de bandas o pequeños conjuntos humanos que rara vez sobrepasaban los 30 individuos –padre, madre e hijos-, se dedicaban a la caza del lobo marino, empleando balsas hechas del cuero del animal infladas, sobre la cual se internaban en el mar. Complementaban esta tarea desplazándose además por las caletas del norte recolectando mariscos en las rocas.
Cazaban el lobo de mar premunidos de arpones, utilizando para la pesca de redes hechas con intestinos de los mismos lobos o fibras de totora trenzada. El cronista español Gerónimo de Bibar nos entrega más antecedentes de esta práctica, la que se extendería según el autor hasta la actual ciudad de Arica.
“Con ellas (balsas) entran en el mar yt pescan. Úsense estas balsas desde el valle de Arica hasta el valle de Coquimbo, que son más de doscientas leguas. Y éstos que habitan en los puertos y caletas de la mar son sus navíos con que navegan cerca de la tierra y salen a pescar.
Son hechos de esta forma: que en los días que no hace aire andan los  lobos marinos descuidados durmiendo, y llegan seguros los indios con sus balsas. Tíranles un arpón de cobre y por la herida se desangran y mueren…no usan otra pesquería sino matar lobos y carne”. (Gerónimo de Bibar, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, 1558).

martes, 14 de septiembre de 2010

Pueblos indígenas del norte de Chile

 
(Zona comprendida entre el limite con Perú y el rió choapa)

Empezando esta revisión por el extremo septentrional chileno, la enumeración y descripción de las comunidades aborígenes nacionales comienzan con los aimaras, de habla quechua y situados conjuntamente en el altiplano de Perú, Bolivia y Chile, y cuyas incursiones trashumantes con recuas de llamas los llevaban a los valles y oasis situados al interior de Arica e Iquique. Aunque de fecha más reciente, esta comunidad está inserta dentro de los diversos grupos étnicos presentes en la zona de Arica, vale decir, ligada a distintos restos arqueológicos encontrados en el interior y el altiplano de la ciudad homónima y Tarapacá.
Los primeros asentamientos humanos en la zona serian de varios años antes del comienzo de la era cristiana, partiendo principalmente por los pertenecientes al complejo Chinchorro, que, datado alrededor del 3270 a. de C., se extendía por a costa hasta Iquique.
En este complejo los investigadores hallaros vestigios de implementos de caza y pesca, así como además restos de una fina cestería. Los integrantes de Chinchorro poseían una particular idea de la muerte por lo que acostumbraban momificar sus cadáveres acompañados de una buena cantidad de objetos útiles para su viaje al más allá. Se piensa que hacia el 2000 a de c. se transformaron en alfareros y agricultores.
Dentro de la “Cultura Arica” propiamente tal destacan dos fases: una es la llamada San Miguel, aproximadamente del año 1000 d. de C. y otra conocida como Gentilar, del 1300 de nuestra era. Ambas etapas son relevantes por su cerámica y textiles, predominando en los tiestos los colores rojos y negro, y en los tejidos los diseños amarillos, rojos, cafés, y blancos. No se descarta una estrecha relación con el importante centro urbano de Tiahuanaco, ubicado a orillas del lago Titicaca y que antes de los incas (años 400 a 1200 d. de C.) extendió su influencia por todo el norte grande chileno.
Los aimarás son una colectividad principalmente andina, que aprovechan simultáneamente varios pisos ecológicos con el fin de completar su dieta y soportar las variaciones del tiempo atmosférico inherente al clima de la alta cordillera. Intercambiaban los productos de la altiplanicie (principalmente derivados de la explotación de llamas y alpacas) con el maíz de las quebradas y valles.
Son también hábiles tejedores y alfareros, que en la actualidad alcanzan una cifra cercana a los 20000 individuos, los cuales representan el legado milenario de las comunidades andinas.
Sin embargo, al margen de lo hasta ahora señalado y con la sola excepción de los aimarás, fueron otros los pueblos que actuaron más activamente sobre el norte chileno y supieron en carne propia de la llegada de los conquistadores españoles. Su descripción la daremos a continuación.
  

I) PREHISTORIA CHILENA

Según datos emanados del hallazgo de testimonios arqueológicos, la presencia del hombre en Chile se remontaría como mínimo a unos 8.000 años antes de la era Cristiana. Más específicamente, esta misma información se desglosaría en términos que señalarían que hacia el año 10.000 a. de .C el ser humano ya viviría en la zona andina de Antofagasta, alrededor del 9.000 a. de C. en San Vicente de Tagua Tagua y entre el 9.000 u 8.000 a. de C. en tierra del fuego. También se han encontrado restos humanos en monte verde, cerca de Puerto Montt, y en los alrededores de los Vilos, los cuales confirmarían dichas fechas de doblamiento en el territorio nacional.
A la llegada de los españoles, nuestro país poseía una no despreciable población indígena, la que se calcula en aproximadamente un millón de individuos. Para caracterizarla en términos generales es preciso acotar algunas ideas básicas que nos servirán para su posterior conocimiento:
a) En primer lugar, en Chile no hubo un solo grupo étnico y cultural que predominaba en todo el territorio, sino que en lugar de ello se constato la presencia de varias comunidades, a veces marcadamente diferenciadas entre si. No obstante esto, fue posible encontrar la existencia de una misma lengua entre los habitantes de la zona comprendida entre el río Choapa y el canal de Chacao.
b) En segundo lugar, algunas colectividades llegaron a un nivel de cultura bastante alto, tanto en términos políticos y sociales como económicos. Así, mientras ciertos grupos eran agricultores, confeccionaban cerámicas y tejidos, y poseían determinadas creencias religiosas e incluso una incipiente idea de estado, otros en cambio tenían formas de vida mas atrasadas, practicando la caza y la recolección, mostrando inclinación por el animismo y el canibalismo ritual, y disponiendo de una organización sociopolítica basada en la banda.
c) En tercer lugar, determinados pueblos aborígenes habitaron territorios que traspasaron las actuales fronteras nacionales e incluyeron zonas de países vecinos, como Perú, Bolivia y Argentina.
d) En cuarto lugar, de todas aquellas colectividades presentes a la llegada de los españoles, en la actualidad solo subsisten pequeños grupos en las zonas de altiplano nortino (aimarás), de Los Lagos (mapuches y huilliches) y de la Isla de Pascua (polinésicos). Todos los demás han desaparecido a causa de la simple extinción (caso de los naturales de la zona austral del país) o debido al mestizaje con la población blanca europea (picunches de la zona central).
e) Finalmente, es necesario señalar que a pesar de sus eventuales avances culturales y de gozar en cierto grado de la influencia de comunidades más avanzadas, en ningún momento las agrupaciones indígenas del territorio nacional llegaron a alcanzar los niveles de organización sociopolíticas habitados en las grandes civilización de México, Mesoamerica y Perú, siendo la pobreza material del indígena chileno su rasgo más distintivos en relación a aquellas.